Balanced Scorecard: guía definitiva con lo que no te han contado

El balanced scorecard “impulsa el rendimiento mediante una combinación de métricas, objetivos y mejoras de procesos” Fuente: Forbes.

En el mundo empresarial actual la competencia es feroz y la presión por obtener resultados positivos es cada vez mayor. Las empresas necesitan encontrar formas de medir su rendimiento y tomar decisiones efectivas para lograr el éxito sostenible en un plazo cada vez más corto y es en este contexto que el balance scorecard (BSC) se ha convertido en una herramienta indispensable para las empresas. 

Esta estructura ayuda a medir y gestionar el rendimiento de los negocios en cuatro perspectivas claves: financiera, clientes, procesos internos y aprendizaje y crecimiento. Además, permite evaluar el desempeño actual de estas áreas, establecer objetivos a largo plazo y comunicar eficientemente las estrategias y metas a todos los miembros de la organización. Se diferencia de los balances tradicionales porque destaca su capacidad de abarcar más allá de los activos físicos como equipos y materiales e incluir los intangibles. Según Kaplan y Norton, esta combinación de elementos permite crear propuestas de valor únicas para el cliente y obtener resultados financieros sobresalientes. 

¿Para qué sirve? 

Su objetivo principal es ayudar a los líderes y equipos a tomar decisiones futuras basadas en información precisa. Los beneficios que ofrece el BSC son diversos, tales como:

  • Equipo alineado: clarifica los objetivos de la empresa y permite a los profesionales determinar los pasos necesarios para lograrlos.
  • Facilita la comunicación interna: los miembros del equipo sabrán de los progresos necesarios para llegar a la meta, desde el punto inicial hasta el final. 
  • Visión materializada: los objetivos estratégicos se convierten en medidas realistas y alcanzables.
  • Evaluaciones eficientes: ayuda a identificar errores de gestión, aprender de ellos y mejorar en el futuro.
  • Análisis de resultados: presenta información clara para que todos puedan identificar oportunidades de mejora de manera fácil y accesible.

¿Cuáles son los elementos que lo componen? 

Este cuadro estratégico tiene 4 perspectivas: 

  1. Financiera: se centra en los resultados económicos de la organización y en cómo se están utilizando los recursos para alcanzar los objetivos. Esto incluye metas como aumentar los ingresos, reducir costos, mejorar la rentabilidad, maximizar el valor para los accionistas, etc. Puede variar según la empresa, pero algunos ejemplos comunes incluyen el retorno de inversión (ROI), el margen de beneficio, el flujo de efectivo, la rotación de inventario, el ciclo de conversión, entre otros. 
  2. Del cliente: se enfoca en la satisfacción y las necesidades de los usuarios, cómo la organización puede mejorar su relación con la audiencia clave para aumentar la lealtad y rentabilidad. Con esta herramienta podemos medir todo, desde el valor de compra promedio de los clientes hasta la experiencia que tienen con la marca.
  3. Interna: se busca mejorar el desempeño organizacional, identificando los procesos necesarios dentro del negocio para optimizar las operaciones Estos puntos son fundamentales para lograr los objetivos financieros y de mercado o clientes, por eso, se enfoca en evaluar aspectos clave como los costos, la eficiencia de producción y los plazos de entrega. También es importante incluir en esta sección del BSC, el porcentaje de mercado, comparaciones con la competencia, resultados de campañas de marketing y cualquier acción financiera o relacionada con los clientes. 
  4. Aprendizaje y crecimiento: se centra en el desarrollo de las capacidades y habilidades de los empleados de la organización y en cómo se pueden mejorar para apoyar la estrategia general. Algunos de los indicadores son: retención de talento, nivel de satisfacción con el clima o cultura organizacional, cantidad de alianzas claves generadas, recursos tecnológicos disponibles y objetivos estratégicos.

No hay que olvidar que cada enfoque es relevante para la empresa y deben estar equilibrados entre sí.

¿Cómo hago para ponerlo en práctica? 

  1. Delimita los objetivos estratégicos: el primer paso en la implementación del BSC es tener claro las metas, ya que deben estar alineadas con la visión y la estrategia de la empresa. Asegúrate de que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes y oportunos (SMART).
  2. Desarrolla medidas eficaces: una vez que se han definido los objetivos estratégicos es necesario optimizar las acciones para cada uno de ellos; estas también deben ser específicas y medibles para reflejar el progreso hacia el logro.
  3. Crear un mapa estratégico: esta es una representación visual de los objetivos y medidas del BSC. Debe mostrar si el propósito inicial está relacionado entre sí y cómo cada punto contribuye al logro de los objetivos finales.
  4. Asignar responsabilidades: es importante designar roles claros para la implementación del BSC. Cada meta y medida debe tener un propietario responsable de su cumplimiento. Es posible que debas establecer un equipo de gestión estratégica para supervisar la implementación.
  5. Comunicar y capacitar: para que el BSC sea eficaz, es crucial revelar claramente la estrategia y los objetivos a toda la organización. Además, se debe capacitar a los empleados para que comprendan el BSC y sepan cómo contribuir a su éxito.
  6. Revisión y ajuste: es un proceso continuo y debe ser revisado regularmente para garantizar que siga siendo relevante y efectivo. Es posible que se ajuste a las medidas y objetivos si cambian las condiciones del mercado o de la empresa.

El Balanced Scorecard es una herramienta esencial para la gestión estratégica empresarial e implementarlo adecuadamente ayuda a las empresas a mejorar su rendimiento, aumentar su competitividad y alcanzar sus objetivos de manera más eficiente, además de ofrecer a los líderes una visión más clara de la estrategia de la empresa y medir su progreso en términos de objetivos clave y no supuestos. 

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